sábado, 10 de octubre de 2015

Exposición Nº 3: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía



No era una experiencia nueva, ya había estado antes, había subido por el mismo ascensor transparente. Pero no fue igual, ya no pienso ni observo como antes. Empiezo entender el lenguaje visual. 

La exposición temporal de Nasreen Mohamedi, fue lo primero.

Nasreen fue una de las primeras artistas indias que abrazó la abstracción, en un entorno dominado, aún, por el realismo académico determinado por las escuelas de arte de la época colonial, cuando ingleses (que ocuparon la India), franceses (que asesoraron a jefes indios en su lucha contra lo ingleses) e incluso portugueses aportaron al arte indio los lenguajes estilísticos europeos.


Ejemplo de arte colonial: Un novio con caballo y carruaje de Shaykh Muhammad Amir

La exposición, misteriosa al principio, nos muestra en primera instancia algo de color, formas algo figurativas que me recordaron a las flores, para irse encriptando a través de texturas con sobrios coloridos, líneas y triángulos ascendentes. Sin embargo, hay algo que parece permanecer en casi todas las obras, la búsqueda del centro. ¿Por qué?
El centro, en geometría, el punto que medio de una figura geométrica. Representa para mí el orden, la matemática, el equilibrio y por ello es lo primero que miramos en sus obras. Ella nos atrae hasta allí para darnos equilibro paz y calma, o justo lo contrario.


En más de la mitad de su obra expuesta, se podían percibir líneas ascendentes y des, o triángulos que apuntaban hacia arriba, apuntando hacía lo místico. Todo ello sumado a la simplicidad y perfección de las líneas, figuras geométricas, etc. Nos hablan de una preocupación, que el por el hecho de darle vueltas, plasmándolo de mil y una maneras, se convierte en la búsqueda de un mundo subjetivo e inmaterial.
Sin embargo, desde un punto de vista estético, serían sus obras de colores sobrios, texturas y aparente desorden y asimetría las que me atraparían definitivamente. 





Por último, he de señalar que la autora nos mostró a través de la fotografía como sus líneas y obsesiones, no solo se encontraban en el papel, sino también en la realidad.
Tras la exposición temporal, vimos las salas que nos íbamos encontrando. De las cuales me gustaría destacar la sala 207, donde redescubrí a Dalí junto a Ángeles Santos, Rosario de Velasco, Alfonso Ponce de León…
Un mundo de Ángeles Santos

Desnudo de Roberto Fernández Balbuena 


Adán y Eva de Rosario de Velasco

Autorretrato de Alfonso Ponce de León 

Bibliografía:

No hay comentarios:

Publicar un comentario