miércoles, 23 de septiembre de 2015

Exposición Nº 2: Galerías en torno a la calle Doctor Fourquet



Paseando, saliendo y entrando, descifrando, escuchando, hablando, pensando, criticando. Fue un pequeño viaje, un viaje más, donde surgieron un millar de preguntas: ¿Qué es el arte? (siempre la misma pregunta, ya respondida, que quiere volver a serlo), ¿Qué es una galería? ¿Cómo funciona?, ¿Cómo puedo entender lo que veo? …
Cuando entras a una galería, por lo general: pequeña, blanca y solitaria; tu mente empieza a dispersarse, a volverse loca; has visto algo, no sabes que es, pero sabes que ha sido valorado y por tanto, que para alguien tiene importancia. Pero, ¿la tiene para ti? Y si la tiene, ¿por qué? Es una locura muy interesante, sí. 

Realmente, cuanto te adentras en la calle doctor Fourquet; donde el arte se escapa de las 14 galerías y de las paredes exteriores para posarse, incluso, sobre los alcorques de la calle; te expones a conocer el arte actual, es decir, qué está pasando por las cabezas de algunos de los artistas reconocidos hoy en día. Pero, para conocer esto tienes que ir mucho más allá, porque tienes que ordenar tus ideas y ,así, conocerte a ti mismo.
Bueno, ahora sí. ¿Qué me encontré en dichas galerías?

En Espacio Mínimo se encuentran decenas de fotos (de uno o quizá de varios viajes en tren) de Teresa Lanceta. Junto a él se encuentra un cuaderno con historias. Fue la primera obra que vi y realmente no sabía cómo abordarla. Así que me deje llevar, recordando, por ello, esos momentos en los que vas a otro lugar y estás sentado, con la cabeza apoyada en el cristal, como aburrido por el cansancio de no hacer nada, pero entretenido viendo cómo cambian las cosas a cada “paso”. Aunque realmente lo que me gustó de aquella exposición fueron unas telas cuyos colores te atrapaban por el efecto óptico que creaban. 


En la Galería de Moisés Pérez de Albeniz se encuentra la obra de Santiago Giralda, es decir, paisajes imposibles que evocan misterio y provocan que te acerques a curiosear, perdiéndote en sus colores y texturas, ya no sabes dónde estás. Tienes que alejarte, ver el conjunto para encontrarte de nuevo. 

En la Galería Silvestre descansa temporalmente la obra de Germán Portal. A simple vista inexplicable, pero realmente profunda. Pude entenderla gracias a la amable chica que cuida la esposición. En pocas palabras, el artista se muestra a él mostrando a otros artistas (informándote así sobre el arte posterior a 1945, te habla de su proceso creativo, juega con la estructuración del espacio, con símbolos tales como el marco (por ejemplo, este aparece cortado a la mitad señalando que parte es arte y que parte no, o enmarcando su propio lugar de trabajo transformándolo en una obra “valiosa”) y contigo mismo.

La galería THEREDOOM, muestra la obra de Boyer Tresaco. Allí observamos cuerpos desnudos de mujeres, posando como putas, cuyas cabezas han sido sustituidas por las de una calavera gigante con un gran cerebro en algún caso y con uno pequeño en otros. Hablándonos quizá de esa parte decadente de nuestra sociedad, esa movida por lo placenteramente horrible, esa que se nos muestra lejos pero que está muy cerca. 
Además la exposición nos recuerda que el terrorismo sigue ahí; también recurre al humor mostrándonos la nada.

NADA

Otras galerías que merece la pena citar fueron la Galería Alegría que guarda esculturas llenas de símbolos; la Casa Sin Fin, que nos muestra el arte creado a través de las técnicas para evitar la falsificación de los billetes, como el guilloché; la galería F2 donde la forma pasa a un primer lugar, dejando a un lado el contenido; o la galería L21 que supone una gran incógnita.
Galería F2. "Sierra Nevada" de José Guerrero.

Fachada de la Galería Casa sin fin.

Finalmente, recomiendo recorrer la calle doctor Fourquet y explorar sus galerías y recovecos como “esta es una plaza” donde no dejaran de experimentar y conocer.
Mural dentro de "Esta es una plaza"

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